El retrato
En este artículo quiero trazar unos pequeños esbozos sobre el retrato, siempre desde la propia experiencia, ayudado también, como no, de la experiencia de otros.
Hablaremos entre otras cosas del encuadre apropiado para situaciones particulares, la postura, el maquillaje y el vestuario. Todo ello nos orientará en la búsqueda del equilibrio de la expresión en la estética en general.
Una de las cualidades que ha de tener el fotógrafo, como ya hemos apuntado, es la buena relación con el modelo, para potenciar la confianza, ante la inseguridad a la que éste se enfrenta delante de nuestro objetivo.
Hay varios factores que concurren a la hora de tomar una decisión acertada en el encuadre: la toma horizontal o vertical, y la altura en la que situamos la cámara. Si por ejemplo optamos fotografiar una persona recostada, la toma mas apropiada será la horizontal. Por el el contrario, si decidimos hacer un primer plano, sería vertical. Por regla general, la altura apropiada sería un poco por debajo de los ojos del modelo, no obstante, como les suena ya a muchos, las normas “están” precisamente para saltárselas, porque por ejemplo un contrapicado nos vendría fenomenal para fotografiar a personas delgadas, y viceversa, picado para personas más gruesas precisamente porque empequeñece y aplana la figura.
También debemos “controlar” la postura para conseguir un mayor equilibrio. En este sentido el fotógrafo ha de ser com un director de escena, procurando que el modelo no note de manera excesiva su intervención. Ha de fijarse en todos los detalles, por ejemplo en cómo coloca los hombros, para no dar sensación de desequilibrio; “leer” la mirada, que es la parte más expresiva del rostro, e ir jugando con todo ello para “sacar” lo mejor y obtener un resultado óptimo.
El maquillaje es otro factor a tener en cuenta, no sólo porque puede realzar el atractivo del modelo, sino porque nos puede ahorrar horas de retoque, al conseguir tapar pequeñas imperfecciones de la piel. No hay que ser un profesional del maquillaje, sólo con unas nociones básicas, podremos conseguir, por ejemplo, aclarando las zonas que nos gustaría resaltar, y oscureciendo aquellas que quisiéramos difuminar. No obstante, en ocasiones podemos utilizar herramientas de retoque (en la post-producción) con las que, usando un buen criterio, podamos resaltar, colorear etc, en definitiva, potenciar aquellos aspectos que consideremos necesarios.
El vestuario es otro factor a tener en cuenta en la fotografía de retrato. Tenemos que intentar que el modelo se sienta cómodo, pero a su vez debemos “desaconsejar” el uso de cuadros, estampados o rayas. A veces un desnudo es lo más apropiado, como en el caso de los bebés.
A todo lo anteriormente mencionado vamos a añadir unos pequeños consejos sobre posibles contratiempos en la estética. Las arrugas, por ejemplo, se pueden disminuir con luces planas y difusas, directas para no potenciar el relieve. La nariz aporta personalidad al rostro por eso hay que tener especial atención; si es, por ejemplo, aguileña, hay que evitar las tomas de perfil. Cuando existen unas orejas prominentes, lo mas adecuado es girar la cabeza hasta que una desaparezca del encuadre, quietando la sensación de desproporción. Los ojos, la mirada también juega un papel importante en la naturalidad y expresión de la toma. Hacer un high-key (luces altas) nos ayudará a centrar la atención en esta parte tan importante del rostro.
La foto que encabeza la portada de este post fue usada en la campaña realizada por el Ayuntamiento de Granadilla de Abona en una campaña de rebajas de enero de 2011. Fue una sesión un poco contra reloj, pero al final valió la pena el esfuerzo. Todo esto fue posible gracias al amigo Miguel que trabaja en la Agencia de Empleo y Desarrollo Locar del ayuntamiento.